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NOTAS SOBRE UN POEMA DE VILLAURRUTIA NOSTALGIA DE LA NIEVE �CAE LA noche sobre la nieve! Todos hemos pensado alguna vez o alguien -yo mismo- lo piensa ahora por quienes no saben que un d�a lo pensaron ya, 5 que las sombras que forman la noche de todos los d�as caen silenciosas, furtivas, escondi�ndose detr�s de s� mismas, del cielo: copos de sombra. Porque la sombra es la nieve oscura, 10 la impensable callada nieve negra. �Cae la nieve sobre la noche! �Qu� luz de atardecer incre�ble, hecha del polvo m�s fino, llena de misteriosa tibieza, 15 anuncia la aparici�n de la nieve! Luego, por hilos invisibles y sueltos en el aire como una cabellera, descienden copos de pluma, copos de espuma. 20 Y algo de dulce sue�o, de sue�o sin angustia, infantil, tierno, leve goce no recordado tiene la milagrosa 25 forma en que por la noche caen las silenciosas sombras blancas de nieve. El verso primero y el und�cimo abren las dos partes (1 a 10 y 11 a 27) en que puede dividirse el poema: �Cae la noche sobre la nieve! y �Cae la nieve sobre la noche! Los dos versos contienen los elementos antag�nicos de lo m�s con-ceptual del poema:la noche, que puede identificarse con lo negro, y la nieve, de suyo blanca. Ambos versos, adem�s, se oponen entre s�, parecen decir cada uno lo contrario del otro. A partir este planteamiento el poema consistir�a en mostrar que no hay oposici�n alguna, ni entre los versos ni en-tre los copos blancos y las sombras ne-gras. Nieve y noche pueden estar, seg�n sea el caso, arriba o abajo. Primero, la nieve se encuentra en tierra, cubriendo la tierra, y sobre ella parece caer desde el cielo la noche. Despu�s, la noche ya ha ca�do sobre la tierra y la nieve desciende sobre ella desde el cielo. Alternativamente nieve y noche son como la alfombra que cubre la tierra, y son tambi�n lo que cae del cielo. Cuando la noche cae, en la primera mitad del poema, cae en forma de som-bras, cae como copos de sombra; las sombras son como los copos, caen silen-ciosas, como si cayera nieve oscura, nieve negra. Cuando la nieve cae, en la segunda mitad del poema, cae tambi�n sin pro-ducir ruido, al final ya no en forma de copos, sino como silenciosas sombras blan-cas de nieve. En la primera parte las sombras se vuelven copos de nieve negra, en la segunda los copos se vuelven sombras de nieve blanca. En la noche nevada -o en la nevada nocturna- en realidad no se sabe si caen copos o sombras o, mejor, es lo mismo el caer de la nieve que el caer de las sombras: la nieve y la noche, lo blanco y lo negro, son lo mismo. Pero estas relaciones conceptuales apenas dan cuenta de una parte del poema. De sus 27 versos, s�lo 11 se ocupan de disolver la oposici�n entre la nieve y las sombras (1, 5/10 y 11, 25/7). �Qu� funci�n tienen los otros ver-sos? Los primeros tres despu�s de la exclamaci�n del verso inicial parecen invi-tarnos a un leve ejerci-cio intelectual: Todos hemos pensado alguna vez o alguien -yo mismo- lo piensa ahora por quienes no saben que un d�a lo pensaron ya (2/4) Nos hacen creer que todos hemos pensado que las sombras, al anochecer, des-cienden del cielo escondi�ndose detr�s de s� mismas, lo negro detr�s de lo negro, como copos de sombra. O al menos, si no se nos hab�a ocurrido, la afirmaci�n des-preocupada todos hemos pensado alguna vez, nos invita a con-siderar que hubiera sido muy f�cil pensarlo por nosotros mismos. Aunque el asun-to tiene sus dificul-tades. �C�mo es eso de que las sombras se escon-den de-tr�s de s� mismas? Quiz� ser�a m�s f�cil entender que las sombras se es-condieran unas detr�s de otras, pero aun en este segundo caso �ser�an las sombras algo material, opaco, detr�s de lo cual fuera posible que se escon-diese otra cosa? �O son en realidad inmateriales, trans-parentes, s�lo que de alguna manera, en la noche, no permiten ver aquello que cubren con su transparencia os-cu-ra? La sombra es un espacio oscuro en el que no hay nada, es lo oscuro transparente aunque a trav�s de lo oscuro no sea posible ver lo oscuro que est� m�s all�. Pero si son transparentes y a la vez oscuras en rea-lidad s� po-dr�an esconderse detr�s de s� mismas, en tanto no permiten ver ni ser vistas: son lo no visible que no es posible ver. La transparencia se esconde detr�s de s� misma. Despu�s de este largo rodeo se entiende que lo que vienen a decir es-tos primeros versos, embozados a su vez en su propia y gentil suavidad, es algo como: "es muy f�cil pensar paradojas". Con su tranquila elocuencia est�n anim�ndonos a distender las defensas del sano sentido com�n para hacernos ver las contradicciones de nuestros conceptos m�s simples y segu-ros. Para que sea po-sible, a lo largo del poema, pensar la impensable callada nieve negra (10). Y si todos lo hemos pensado, o lo pode-mos pensar alguna vez, o lo pensamos con el poeta al leer su poema, est� bien entonces que las sombras se escondan detr�s de s� mismas y que cai-gan, silenciosas, del cielo, en forma de copos de nieve negra. Al llegar a este punto, ya sumergidos en la negrura de la noche, para hacer el recorrido inverso era necesario rescatar otra vez lo blanco y risue�o de la nieve, en riesgo de desaparecer para siempre detr�s de las sombras. Por ello, al anunciar la nevada con el verso gemelo del que abre el poema, �Cae la nieve sobre la noche! (11), Villaurrutia introduce un poco de luz y ca-lor: �Qu� luz de atardecer incre�ble, hecha del polvo m�s fino, llena de misteriosa tibieza, anuncia la aparici�n de la nieve! (12/5) La extra�a luz del atardecer, como un polvo luminoso que flotara en el aire, anuncia la nieve que caer� en la noche. La nieve ser�a como una concreci�n de ese polvo. Y la inexplicable tibieza de la �ltima luz del d�a anunciar�a el fr�o de la nieve que est� por caer en la noche. Lo fr�o brotar� de lo tibio. La nieve va a presentarse como copos de pluma, copos de espuma. Y el caer rara vez vertical y con frecuencia err�tico y flotante de los copos se explica por-que descienden por los hilos invisibles de una cabellera agitada por el viento: Luego, por hilos invisibles y sueltos en el aire como una cabellera, descienden copos de pluma, copos de espuma. (16/9) Cada copo un cabello, todo cabello sujeto al movimiento azaroso del viento. La palabra "descienden", sola en el verso, parece haberse desprendido del rengl�n an-terior, como si descendiera por el hilo de un cabello, igual que la nieve; y la simili-tud de voces dentro del �ltimo verso, copos y copos, pluma y espuma, subraya la naturaleza repetitiva, distinta y semejante, de los copos que caen del cielo. Blancos como la pluma o la espuma, los copos todav�a son vistos, en su des-censo imprevisible, a la luz final del atardecer. Pero la �ltima estrofa pone ya un pie en la noche al comparar la dulzura de la nieve que cae con la mi-lagrosa tranquili-dad del sue�o infantil. Y algo de dulce sue�o, de sue�o sin angustia, infantil, tierno, leve goce no recordado tiene la milagrosa forma en que por la noche caen las silenciosas sombras blancas de nieve. (20/7) Entre el primero y el segundo verso se repite el sonido de la palabra sue�o; leve, en el tercer verso y a cinco del final, permitir� la consonancia suave, apenas sentida, del remate en nieve; el principio del verso cuarto, goce, est� en asonancia con noche, al final del sexto; todo ello junto con las asonancias en o - a, alternadas al final y al principio de los cuatro �ltimos versos, ------------------------------- milagrosa forma ------------------------------------- ------------------------------ silenciosas sombras --------------------------------- sugieren tambi�n el caer suave y disperso, aqu� y all�, de los copos. Al terminar el poema la callada nieve negra de la segunda estrofa se corres-ponde exactamente con las silenciosas/ sombras blancas de nieve del final, en una especie de juego de m�scaras trocadas. Y en esta oposici�n central se engarza el juego de variaciones sim�tricas entre las dos partes del poema: I, 1 �Cae la noche sobre la nieve! II, 11 �Cae la nieve sobre la noche! I, 8 copos de sombra II, 19 copos de pluma, copos de espuma I, 10 la impensable callada nieve negra II, 26 ...las silenciosas sombras blancas de nieve Un juego que se refiere primero a la oposici�n e identidad entre lo blanco y lo negro, entre la nieve que cae en la noche y la noche que cae sobre la nieve. Juego y oposiciones que al avanzar el poema acaban por dar una connotaci�n di-ferente a la noche y la nieve: I, 6 [las sombras que caen] ...silenciosas, furtivas, escondi�ndose detr�s de s� mismas... II, 16 [los copos que descienden] ...por hilos invisibles y sueltos en el aire como una cabellera Al caer, las sombras de la noche se ocultan detr�s de ellas mismas, los copos de nieve descienden por la alegr�a de una cabellera despeinada: la noche es oscura, quiz� sombr�a, la nieve es alegre. La oposici�n-igualdad blanco-negro, aparente-mente sim�trica entre el principio y el final del poema, se entereteje en realidad con dos significaciones y tonalidades antit�ticas: de un lado la noche como expre-si�n de lo ominoso y la nieve como signo de la ingenuidad y la confianza; de otro la noche identificada con el pensamiento y la nieve como representaci�n de la simplicidad infantil. Sue�o y pensamiento, m�s que fundirse, se oponen en los versos del inicio y del fin del poema: I, 2 Todos hemos pensado alguna vez o alguien -yo mismo- lo piensa ahora por quienes no saben que un d�a lo pensaron ya... II, 20 Y algo de dulce sue�o, de sue�o sin angustia, infantil, tierno, leve goce no recordado... El juego intelectual de los versos que abren el poema, se opone a la inocen-cia de la nieve que cae sua-vemente en los �ltimos versos. El poema se abre como una invitaci�n l�dica a con-siderar la transparencia oscura de las sombras de la no-che, tan parecida a lo que podr�a ser la nieve negra, y se cierra con una invocaci�n melanc�lica a la pureza del sue�o infantil, m�s a prop�sito para enmarcar el "leve goce" de los copos de nieve cayendo en la noche. La "noche de todos los d�as" que en el verso quinto parec�a querer comprender en una sola expresi�n lo os-curo y lo luminoso, se retrotrae para dar paso a la luz �ltima y fin�sima del crep�sculo y al sue�o tranquilo de la infancia. No hay peligro en identificar la nieve con las som-bras